vuvuser's blog
La lucha de parejas en la que me destrozaron Parte 1/3
Pocas veces he sufrido humillaciones como la e aquel día. Nada podía prepararme para lo que sucedió. No se ni por qué parte comenzar a contar esta historia. Creo que tengo que comenzar desde donde me quedé anteriormente. Llevaba ya un año en el gimnasio donde me enseñaron a practicar lucha libre. Mi coach me presentó a quien se convertiría en uno de mis mejores amigos. El Turco fue el primer rival contra quien luche y quien me dio mi bienvenida en la lucha libre (o más bien mi novatada). Desde aquella vez habíamos practicado cada fin de semana durante todo el año. Mi coach, Aleks, me ayudó muchísimo a mejorar mi técnica, mi fuerza y mi resistencia. Y el Turco me enseñó los trucos y las trampas que debía de conocer.
Después de un año de entrenar eran contadas las luchas en las que había participado. El Turco y Aleks casi siempre eran mis rivales. Pero sucedió que un día mientras entrenábamos estaba otro luchador ahi, uno que se llama Teo. Teo es uno de los luchadores más veteranos del gimnasio, tiene 44 años, pero su edad no le hace honor a su cuerpo; parece de 35 años, solo que con más canas y más arrugas. La experiencia se le nota más en su manera de luchar que en su físico. Yo lo había visto luchar algunas veces, de hecho la primera vez que vi luchar al Turco fue contra él. Teo era un tipo que no le importaba nada, le gustaba ganar y las reglas para él eran una sugerencia, por eso no había muchos luchadores que quisieran entrenar con él. Yo lo vi muchas veces jalando del pelo a sus contrarios, jalando a alguien de la nariz, aplicando el calzón chino, y claro, pegándole a los luchadores en los testículos. A veces ni siquiera usaba esos recursos para ganar, sino solo por el placer de hacer sufrir a alguien.
Lo que pasó fue que estábamos utilizando el ring el Turco y yo, y llegó Teo con un amigo suyo que le dicen Conan. Empezaron a acomodar sus cosas y a ponerse su equipo mientras nos esperaban, pero el Turco y yo no llevábamos mucho tiempo ahí entonces nos esperaron un buen rato. Teo nos empezó a decir cosas bromeando como que parecía lucha de mujeres o que de plano nadie pagaría por ver esa lucha. Los comentarios no eran insultantes, pero generaban molestia porque nosotros queríamos entrenar, entonces empezamos a responder con burlas hacia ellos también.
"Está bien que sea entrenamiento, pero ustedes parece que se están acariciando. ¡Péguense bien cabrones!" fue lo último que nos dijo Teo antes de que el Turco se animara a contestarle.
"Cálmate, Teo, nada más por que a ti te gusta pegarte con tu matachín no quieras que todos entrenemos igual, es un gimnasio familiar," le contestó el Turco.
"¿Cuál matachín, pendejo? Por lo menos no agarro novatos para entrenar. Entrena con alguien que te ponga algo de resistencia." Esto último que dijo me involucraba a mi directamente.
"Pone más resistencia que el trapo que trajiste," dijo el Turco.
"Como trapo te dejo cada vez que te atreves a luchar conmigo. De hecho ¿cuándo fue la última ve que nos subimos al ring? Hace como un año, ¿ya no te gustó que te pusiera una chinga o que? ¿por eso ahora nada más te subes con nenas?" dijo Teo cada vez más acalorado.
"Ja, te he puesto una chinga andando pedo, cabrón. Pesas como el doble que yo y aun así me la pelas," le dijo el Turco.
"Ahorita y cuando quieras te demuestro lo contrario, compa, de todos los luchadores que han pasado por aquí soy el único que jamás te va a negar una lucha," contestó Teo.
"Tal vez cuando tengamos tu edad vamos a ser como tú Teo, en unos 25 años" le dije yo cuando vi que el Turco ya no tenía algo que responder. Esto pareció molestarle más de lo normal a Teo, porque él a pesar de ser el más veterano del gimnasio es de los mas fuertes y atléticos, y no le gusta que le recuerden que es el más viejo.
"Te llevo 14 años mocoso, y a tu edad ya todos me la pelaban aqui. Vamos a darnos un tiro, putos," contestó Teo visiblemente molesto.
"No empieces Teo, déjanos entrenar. Luego te ponemos la arrastrada que pides," dijo el Turco.
"Ahh, ¿te da miedo? Está bien, como quiera aqui mi compa Conan me aguanta más que los dos juntos."
"Como te encanta molestar cuando entrenamos. Pon fecha, puto, va," dije yo sin voltear a ver al Turco, me había tocado una fibra sensible.
"El sábado. Todo vale" dijo Teo sin pensar. A mí si me sorprendió el reto, no tanto por lo cercano de la fecha, sino por la sugerencia de que fuera sin reglas. Yo sabía que Teo no suele ser muy limpio. Pero mi orgullo no me permitía rechazar el reto.
"Ya quedó", contesté, y al Turco pareció agradarle la idea, más por demostrarle a Teo que no nos daba miedo.
"Ok, sábado 4 de la tarde, Conan y yo contra ustedes dos. Los vamos a hacer mierda."
Todos estuvimos de acuerdo. Conan contestó con un sí indiferente. La lucha estaba pactada.
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Llegamos el Turco y yo al gimnasio el sábado puntualmente a las 4 de la tarde. Para mi sorpresa Teo y Conan ya estaban arriba del ring practicando. Llevaban algún rato porque estaban sudados.
Teo tenia puestos unos shorts negros de lycra ajustados estilo MMA. Conan llevaba pantalones de lycra verdes, y botas de lucha, pero parecía más ropa de entrenamiento que de competencia; su complexión delgada y musculosa parecida más a la mía que a la de Teo. Conan llevaba también muchos años entrenando pero era solo unos cuantos años mayor que yo.
Teo tenía apariencia del fisiculturista Wade Hayes, maduro pero fortísimo, incluso fisicamente se parece muchísimo a él (https://goo.gl/images/Dumakk). Conan se parecía más a Nick Diaz ( https://goo.gl/images/wfTsMj ). Y el Turco obviamente parecía árabe, lo que le había otorgado su apodo, muy parecido a Alpetkin Ozkilic ( https://goo.gl/images/UxTBxR ). ¿Y yo? Bueno solo como referencia se pudiera decir que tengo algo de Roger Huerta (https://goo.gl/images/nhrKkR)
El Turco y yo nos acercamos al ring y empezamos a sacar nuestra ropa de las mochilas que llevábamos.
"Qué puntuales, señoritas," nos saludó Teo.
"Listos para darte en la madre," saludó de vuelta el Turco.
"Nosotros igual," fue lo unico que dijo Teo.
Terminamos de vesitrnos. Yo tenía puestos unos shorts de mma grises de entrenamiento, la tela era de algodón. Debajo llevaba unos shorts azul marino de lycra ajustados, como los que tenía puestos Teo. El Turco llebava puestos shorts largos blancos de lycra, que le llegaban un poco arriba de la rodilla.
Subimos al ring. Escogimos la esquina contraria a donde se había ido a descansar nuestros dos contrincantes. Teo fue el primero en hablar.
"Bueno, quedó claro antes que esta lucha es sin reglas-" comenzó a decir.
"Sí, pero no te pases, Teo, es competencia sana," dijo el Turco interrumpiéndolo.
"Sí, sí, tranquilo, lo que quiero es humillarlos y jugar con ustedes, no matarlos, no te preocupes," dijo Teo, y siguió "la lucha va a ser a 2 de 3 caídas, con límite de tiempo de media hora, a menos que acordemos seguir después de ese tiempo. Se pueden rendir antes, pero yo espero que aguanten suficiente como para que mínimo dure esos 30 minutos. Así que si están listos, vamos a darnos de chingazos. Pase el primero que quiera ser humillado."
Entré yo al ring primero contra Teo. El Turco insistió que fuera él primero, pero yo sabía que como quiera Teo iba a querer luchar contra mi, por lo que le dije el jueves anterior. Yo, como siempre empecé rodeando al luchador, pero Teo se abalanzó contra mí y me abrazó. Con su impulso me llevó a una de las dos esquinas donde no estaban los otros luchadores y me estrelló contra el esquinero.
“Vamos a ver de que estas hecho, muchachito,” me dijo Teo mientras me tomaba de las muñecas y me obligaba a pasarlas por encima de la tercera cuerda. Me soltó y me volvió a tomar de las muñecas por dentro del ring jalando hacia él, lo que me obligó a arquear mi cuerpo hacia adelante. No era muy doloroso pero sí muy incomodo. Teo siguió jalando mis muñecas mientras daba un paso hacia atrás y se acomodaba, o eso parecía.
“Ese paquete que traes ahí abajo de tus shorts le he traído ganas desde hace mucho tiempo. Creo que me voy a divertir hoy,” terminando esa frase levantó su rodilla justo entre mis piernas y me dio de lleno en los huevos. Creo que nunca me habían pegado tan fuerte en esa zona tan sensible. Solté un grito de dolor que hubiera asustado a cualquiera. "¡OOUUUFFFFF!" Mi instinto fue juntar mis piernas y tirarme al piso, pero Teo me tenía muy bien sujeto, y no dejó que nada de eso sucediera. Mantuvo su rodilla justo donde la había puesto, y siguió jalando mis brazos para poder poner más presión en mis huevos. Creí que me iba a desmayar del dolor, pero desafortunadamente eso no sucedió. Escuché a Conan gritando “ooohhhhhh” y al Turco diciéndole algo a Teo que no logré entender. La rodilla de Teo seguía evitando que me cayera, aunque no tenia fuerzas en las piernas, y la manera de posicionar mis brazos sobre las cuerdas le daba toda la ventaja que necesitaba.
Cuando por fin me soltó Teo me caí de lleno a la lona con las manos cubriéndome el bulto. No podía pensar nada. Mi respiración se aceleró al cien. Quería que Teo me rindiera en ese momento y que las otras caídas se las llevaran por de fault. No sabía lo mucho que me faltaba por sufrir. Sin tiempo de descansar ni recuperarme, Teo me tomó de la cabeza y me levantó a la fuerza. Yo no solté mis testículos, pero me obligó a hacerlo cuando metió su brazo entre mis piernas y me levantó. Me llevó al mismo esquinero donde me había machacado mi hombría y me colocó de cabeza con los pies atorados en la tercera cuerda, una posición que había visto muchas veces en la tele, “the tree of woe”. Una vez acomodado para que no me pudiera zafar, me puso su bota en la cara. Empezó a presionar con fuerza, por lo que traté de quitar la bota con mis manos. Fue ahí cuando sentí que me agarraba el paquete, y sentí miedo. Primero sentí un agarrón sin más, pero mientras palpaba qué había debajo de mis shorts, buscó la mejor manera de agarrar los dos testículos sin que se escaparan, y entonces comenzó a apretar.
Mis huevos ya estaban sensibles, no había necesidad de esforzarse mucho, pero Teo no tenía compasión. Los apretaba y los jalaba a su antojo. Después quitó su bota de mi cara para empezar a patear mi abdomen, sin soltarme de las bolas. Yo estaba a punto de llorar. Cuando por fin me soltó, me cubrí el paquete y con todo mi esfuerzo hice las abdominales necesarias para alcanzar mis pies y desengancharme. Teo me esperó sin atacarme, pero una vez que estuve libre, me tomó del pelo para seguir su tortura.
Me cargó y me dio un abrazo de oso que me dejó sin aire. Me apretaba fuerte y yo no podía hacer nada. Me movía de un lado para otro. No tenía fuerzas para luchar, y el dolor de mis huevos no me dejaba pensar en nada. Entonces vi que el Turco se metió al ring sin que yo le hubiera hecho el relevo, y le dio unas patadas voladoras a Teo para salvarme. Yo caí en el suelo y rodé fuera del ring, no quería saber nada de esa lucha. Me puse en posición de 4 puntos, esperando que el dolor se fuera de mis testículos y abdomen, solo podía poner mi mano en los huevos para tratar de soportar el dolor.
El turco empezó bien la lucha, pero Conan entró un momento después a defender a su compañero. Lo golpeó por detrás hasta que soltó a Teo y luego lo levantó para azotarlo contra la lona. Lo levantó de nuevo, esta vez de los pelos y lo sujetó en forma de nelson para que Teo lo golpeara. Teo no perdió oportunidad, tomó al turco de una pierna, la levantó, y le dio una patada que en la entrepierna que alcancé a escuchar fuertísimo desde abajo del ring. Se cayó al suelo agarrándose los huevos y lo levantaron otra vez para seguirlo golpeando. Esta vez fue Teo quien le detuvo los brazos encima de su cabeza y Conan lo golpeaba en el abdomen.
Después de eso Teo soltó al Turco solo para volteralo de frente a él y darle un rodillazo en el estomago. El Turco cayó al suelo y se puso boca abajo cubriendo el abdomen. Teo cayó con una rodilla en la espalda del Turco que lo hizo gritar de dolor, y ahi lo dejó mientras Conan bajaba del ring para traerme de regreso.
CONTINUA EN PARTE 2
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