vuvuser's blog
Mi primera lucha en un ring
Había estado entrenando en ese gimnasio desde hacía dos meses. Ya conocía a una buena parte de la gente que iba ahí y todos los entrenadores me conocían a mi. Aleks fue quien me invitó a subirme al ring. Era el coach con el que mejor me llevaba y quien más me había ayudado a mejorar en los entrenamientos.
Me gustaba ir a ese gimnasio porque no solo te fortalecían los músculos sino que también te daban muchos ejercicios de cardio, entonces yo sentía que era un entrenamiento muy completo y lo más interesante es que eventualmente me enseñaron a luchar. En las primeras tres semanas sentí un gran cambio y mis músculos se hicieron más grandes pero también la elasticidad que tomé me ayudó mucho a hacer otros ejercicios que ni siquiera sabía que podía hacer. Entonces cuando Aleks me sugirió aprender a luchar con otra persona, no me tomó mucho tiempo interesarme.
Al principio empecé entrenando con Aleks, tres veces por semana. Lo único que hacíamos era movernos por el ring, sujetarnos, safar amarres, y llevarnos al suelo. Luego comenzó a enseñarme llaves y movimientos. Y por último me enseñó algunos candados y como lanzarme de manera que se viera bien.
Ya había visto a algunos de los que entrenaban subirse al ring y luchar regularmente. Me había llamado la atención porque luchaban como en la lucha profesional pero sin los trajes llamativos de los personajes que salían en la televisión. De chico, siempre me había gustado la lucha libre, incluso cuando me di cuenta que era puro espectáculo y no se golpeaban de verdad.
Al pasar las semanas me fui dando cuenta quiénes eran los que más frecuentemente luchaban. Había uno en particular que le llamaban Teo. Era muy fuerte y normalmente luchaba con ropa ajustada.
Me llamó la atención porque era el que golpeaba y castigaba más realmente a sus oponentes. Incluso en una lucha lo vi faulear a otro luchador, que se quedó tirado un rato. La única razón por la que no se terminó la lucha ahí fue porque el tal Teo no había aprovechado ese castigo para someterlo. Pero el faul había sido fuerte: había lanzado al adversario contra las cuerdas y este quedó viendo hacia afuera del ring con los brazos y la cabeza apoyada en la tercera cuerda, normalmente Teo habría jalado la cuerda fuertemente hacia a él para que el luchador saliera disparado hacia atrás, pero en vez de hacer eso, aprovechó que había quedado colgado de las cuerdas para levantarlo de los pies, de manera que quedaba en plancha boca abajo, y sosteniendo las piernas separadas, le metió una patada que lo golpeó justo en el paquete. Yo lo vi todo de frente, vi la cara del luchador transformarse en un gesto de dolor, y vi cómo se cuerpo se curveaba levantando el culo y caía de rodillas cuando lo soltó Teo, para luego bajarse de la cuerda y tirarse al suelo cubriéndose los huevos.
Siguieron luchando apenas el pobre luchador se pudo levantar, después de 3 patadas en la espalda que le dio Teo, pero el contrincante ya no podía moverse naturalmente, seguía cubriéndose la entrepierna con una mano y caminando chistoso. La lucha no duró mucho más tiempo, y como era de esperar, ganó Teo. El musculoso y atlético luchador puso un pie sobre el pecho del oponente y levantó los dos brazos.
El luchador al que faulearon era uno que le llamaban Turco. Tenía un poco de apariencia arabe. También era muy atlético pero no era tan grande en musculatura como Teo. Aleks nos sugirió a ambos luchar, y yo me sorprendí de que el Turco hubiera aceptado tan rapido y sin pensarlo. Aleks le pidió que tuviera consideración y midiera su fuerza, ya que era mi primer lucha.
"Es su lucha de bienvenida", dijo Aleks, "o de novatada." Sonrío extrañamente cuando dijo esa última frase. Pero al parecer era una broma interna, porque el Turco le sonrió de vuelta. Yo solo los vi a los dos y luego me prepare para entrar al ring.
Yo traía puestos unos shorts de combate, estilo MMA. El Turco traía puestos sus shorts ajustados, que regularmente usaba. Entramos los dos al ring. Yo me puse a estirar y calentar un poco. El Turco empezó a dar vueltas trotando en el ring y a rebotando en las cuerdas recargándose con la espalda.
"Si es tu primera lucha, puedes tener dos tipos, la lucha de bienvenida o la lucha de novatada," me dijo el Turco mientras calentaba.
"¿Cuál es la diferencia?" le pregunté, contento de que me estuviera explicando el comentario we había hecho antes Aleks.
"La lucha de bienvenida es en la que te va bien, no terminas en la lona sin poder moverte y aguantas más de 5 minutos." Me explico. "Incluso es posible que llegues a ganar alguna de las caídas. Pero no te hagas ilusiones de ganar tu lucha de bienvenida."
"¿Y la lucha de novatada?" pregunté.
"No te preocupes, no te voy a dar una lucha de novatada hoy," me dijo. Y añadió "al menos no estoy contando con eso."
Empezamos la lucha tomándonos ambos por los hombros. Yo lo tomé por la nuca tratando de mantener el control. El Turco bajó la cabeza y giro detras de mí antes de que pudiera darme cuenta. Me tomo por la cintura y me sujeto contra él. Sentí como trató de levantarme, o tal vez estaba solamente midiendo cuanta fuerza necesitaba para levantarme, porque la siguiente vez que intento, me levantó completamente del suelo y me derribó sobre mi cuerpo boca abajo. El moviemiento me tomó por sorpresa, pero no me habia lastimado mucho.
"Ese fue un derribe de bienvenida," me dijo el Turco. Y en seguida me levantó otra vez de la lona y me llevó hacia atrás arqueando su cuerpo y azotándome sobre mi espalda. Un poco me sacó el aire de los pulmones, y mis piernas quedaron a cada lado de mi cabeza. Esta vez fue el dolor lo que me tomó por sorpresa, que era justo lo que él quería. En seguida el Turco dio una vuelta hacia atrás y quedó sentado sobre mis piernas que casi tocaban el la lona. Intenté safarme pero fue inútil. El dolor se alivió poco a poco mientras recuperaba el aire. El Turco se levantó con una sonrisa en la boca y me dejó recuperarme.
"Ese fue un derribe de novatada," dijo sonriendo.
Cuando por fin me levanté, el Turco ya me estaba esperando. Me tomó de un brazo y me lanzó contra las cuerdas. Cuando el impulso me regresó hacia el centro del ring, el Turco me esperaba con el antebrazo en el pecho. Había visto ese movimiento muchas veces en la televisión, pero nunca había imaginado el efecto real. Cai sobre la lona y el Turco me tomó de ambos pies. Me aplicó un cangrejo girándome sobre mi abdomen y sentándose casi en mi espalda. Aplicó un poco más de fuerza y no tuve más opción que rendirme golpeando dos veces la lona con mi mano.
EL Turco me soltó y me dio una palmada en la espalda. Ciertamente la caída había sido muy rápida, aunque según me dijo Aleks después, había habido peores principiantes que yo. Traté de reuperarme rápido y tomar la situación con ligereza. No quería hacer el ridículo, pero prefería no perder la paciencia. Me estiré otra vez, y sentí el dolor en los músculos que habían recibido castigo. El Turco me recordó que era la lucha de bienvenida, que no tenía nada de que avergonzarme. Me preguntó si estaba listo, y cuando contesté que sí comenzamos de nuevo.
Esta vez estuve más al pendiente de sus movimientos; no quería que me fuera a tomar por sorpresa de nuevo. Nos acercamos mutuamente y el turco quiso sorprenderme tomándome del brazo, pero recordé algo que me había enseñado Aleks y lo estiré hacia mí dejándome caer y lanzándolo sobre mí hacia el otro lado. El Turco cayó azotando su cuerpo contra la lona. El sorprendido fue él en esta ocasión, pero de cierta manera pareció agradarle la sorpresa. Esperé a que se levantara y volví a atacar, pero ya me esperaba el Turco, me esquivó dejando que pasara y corrió hacia las cuerdas, yo lo seguí y lo recibí cayendo de espaldas cuando él brinco en la segunda cuerda y se lanzó contra mí. Con mis dos brazos lo hice girar para quitarlo de encima de mí y me levanté rápidamente. Alcancé a abrazarlo por detrás mientras se estaba levantando. Aproveché esto para cargarlo y apretar su torso en un abrazo de oso; una de mis fortalezas es la fuerza en mis brazos, y sé que hago mucho daño cuando estrujo debajo del pecho a alguien. Me dio gusto escuchar al Turco quejándose del castigo. Lo mantuve un momento y luego lo dejé caer al piso sobre su abdomen. En ese momento, no dudé en aplicar la única llave que había aprendido a hacer bien, la llave de a caballo. Me senté sobre su espalda, tome sus brazos y los coloqué sobre mis piernas y lo tome por la barbilla estirándolo hacia mi. En realidad no sabía cuanta fuerza aplicar, porque nunca lo había practicado esperando la rendición de alguien, entones apliqué un poco de fuerza y cuando sentí que el Turco hacia esfuerzos por safarse y lo estaba logrando, aplique lo que yo creí que era un poco más de fuerza. Pero el Turco inmediatamente pidió la rendición, lo que me hizo pensar que fue más presión la que aplique de la que esperaba.
Y así, la segunda caída la había ganado yo. En realidad no lo podía creer. Las dos caídas habían sido rápidas. No sabía que esperar en la tercera. Tal vez el Turco, sintiéndose un poco humillado, me daría una tercera caída de novatada. Pero él no era de esos vengativos o arrogantes; probablemente no haría nada fuera de lo normal, solo algunas llaves o movimientos con más intensidad.
"¿Listo para la última?" le pregunté, un poco orgulloso de haberlo vencido.
"No estás tan mal, al parecer," me dijo mientras se levantaba. "Ten cuidado, no vayas a creer que ya estás listo."
Al empezar la tercera caída yo quería ganar. Sería muy bueno tener eso como recuerdo. El Turco no me iba a dejar tan facilmente, pero creí tener una muy buena oportunidad.
Me sentía muy confiado y hasta un poco emocionado. Entonces empecé con energía rodeando al Turco y rebotando contra las cuerdas. Después lo ataqué con el mismo amarre de la primera caída, lo tomé de la nuca pero no dejé que se escapara esta vez. Lo mantuve controlado y luego trate de desbalancearlo con una patada, pero no funcionó.
Yo buscaba que tuviéramos una lucha como en la tele, con una coreografía de saltos giros. Pero no fue tan espectacular como esperaba. Más bien fue como esas luchas grecorromanas que ves en las olimpiadas y las competencias de universidades, pero con más golpes directos y llaves que sí asemejaban la lucha libre de la arena coliseo. Forcejeamos un poco y luego el Turco me derribó quedando sobre mí. Trató de aplicar una llave en mi brazo cruzando sus piernas, pero logré sacarme antes de que me prensara y tomé su pierna. Esta vez fue mi turno de aplicar un candado con sus dos piernas en forma de numero 4. Supe que le dolió (o por lo menos le causó molestias) porque soltó un pequeño grito y se esforzó en voltearse para agarrarme del cuello y jalarme hacia él. Al parecer sí le dolió mi castigo porque me jalo fuerte y senti que me iba tronar el cuello. En ese momento lo tue que soltar para poder liberarme.
Nos pusimos de pie los dos al mismo tiempo. Traté de correr hacia él para encontrarlo desprevenido, pero el turco ya me esperaba con su antebrazo que me dio directo en el pecho. Sentí un fuerte dolor en el pecho que me saco de balance y me caí a la lona. Gire para ponerme boca abajo y levantarme, cuando estuve en posicion de gateo el Turco ya estaba encima de mí. Me tomó por la cintura y me lanzó hacia atrás como había hecho en la primera caída, pero esta vez, cuando estuve de espaldas con las piernas a cada lado de mi cabeza el Turco se sentó sobre mí y me fue imposible moverme. Unos segundos espués el Turco se dio cuenta que no me iba a levantar.
“Aunque no lo creas, y a pesar de ese último derribe, esta lucha fue de bienvenida, Vuser,” me dijo el Turco mientras yo tenía su culo sobre mi humillantemente.
De repente me entró la desesperación por no poderme mover y a pesar de la posición pude safarme de su castigo impulsándome con la lona. El Turco salió disparado hacia adelante y perdió balance. Me puse de pie inmediatamente mientras mi contrincante estaba con una rodilla en el piso. Lo tacleé tirándolo al piso y quedó de espaldas en la lona y yo arriba de él. Por el impulso su pierna derecha se levantó un poco y me dio oportunidad de tomarla. Emocionado por la posición en que estábamos, conté hasta tres golpeando con mi brazo izquierdo la lona en cada conteo.
“Uno... Dos... ¡Tres!” grité.
Me levané inmediatamente con los brazos arriba. “¡Wujuu!” grité de alegria. Voltee a ver a Aleks que estaba afuera del ring viendo la lucha. “Gané” le dije. Aleks estaba sonriendo.
Y entonces mis brazos bajaron por reacción y sentí un fuerte y agudo dolor en los huevos. Mi cuerpo se encogió sin que pudiera controlarlo. Me caí al suelo. El dolor entre mis piernas era intenso, y no me podía mover. Según me contó Aleks, el Turco había aprovechado mi distracción para aplicarme un puñetazo entre las piernas mientras se levantaba, y por lo senti y lo que vio Aleks el golpe fue con fuerza.
“Pensándolo bien, te merecías una lucha de novatada” me dijo el Turco mientras me forzaba a ponerme boca arriba con su pie en mi pecho. Se acercó hasta que quedamos cara a cara. Estaba sonriendo. “Pero bien luchado, cabrón.”
Me quedé un rato tirado, con las manos entre las piernas. El golpe fue uno de los más duros que me habían dado hasta entonces. Pero tengo que decir que pronto conocería otros peores. Sin embargo, sucedió que después de esa lucha el Turco y yo empezamos a entrenar juntos, y nos hicimos amigos. Y hasta ahora siempre recuerdo esa primera lucha, y ese ultimo golpe de faul que recibí de un muy buen amigo.
Luchador Regio (3)
17/1/2017 00:04Que padre relato. ¿Oye y en que gym fue esto? Quisiera yo entrenar lucha aquí en Monterrey
vuvuser (4)
29/1/2017 22:08Hola! No esta terminado todavía. No me he dado tiempo de escribir la tercera caída.
Es un relato ficticio, no sé donde entrenan los luchadores, pero hay mucha gente que lo hace, no debe de ser difícil encontrar algún lugar
tashio (11)
20/1/2018 05:24termina el relato.... me dejas picado y erecto jaja
vuvuser (4)
22/1/2018 03:46(em resposta à...)
Listo, terminado.
Espero pronto escribir una entrada nueva, donde luchemos el Turco y yo contra Eddy y otro luchador.
Ya lo tengo pensado.